miércoles, 8 de enero de 2014

NO ETIQUETAS

NO ETIQUETAS

A veces asumimos la imaginaria responsabilidad de informar sobre las “etiquetas” de las personas.
Quizá pueda ser algo como: “es callada”, “es muy tosca”, “antisocial total”, “siempre anda deprimida”, “presume su espiritualidad”, “es la más carnal del grupo”, etc*

Las etiquetas solo confirman algo, algo que “no somos”, sino lo que hacemos.

-       “Es callada”, solo designa que no habla, quizá hablaba antes, quizá no. Pero tiene la capacidad de hablar y por algún motivo conocido o por conocer no lo hace.
-       “Antisocial total”, ha de ser muy sociable con alguien  por algún motivo o característica que no logramos reunir. Quizá esta persona no la llame antisocial con el previo conocimiento de algún aspecto de su vida.
-       “Siempre anda deprimida”, la tristeza es algo que nos invade en algún momento a todos. La diferencia en el cristiano es que tiene la capacidad de equilibrarla con las promesas de Cristo. Por alguna razón está deprimida, de repente puede ser más grave de lo que pensamos, y antes de ponerle “etiqueta”, ¿no sería mejor acudir en su ayuda?
-       “Presume su espiritualidad” o “es la más carnal del grupo”,  la “normalidad” de los creyentes genuinos aspira crecer espiritualmente con mucho entusiasmo, y cuando este entusiasmo empieza a desbordar, se le pone la etiqueta de “presumido”. Y para no ser objeto de esta etiqueta “arrogante”, otro asume la actitud “humilde” de vil pecador en práctica…

¿Dónde empezó el problema? En las ETIQUETAS
Lamentablemente no todos estamos preparados para actuar independientemente de éstas, pero la gran mayoría de adolescentes se aferran a éstas como si su vida dependiera de ellas.

Sea o no tu caso, es muy importante lo que crees acerca de ti mismo e igual de importante lo que haces creer a otros acerca de ellos.



Referencia bíblica: La regla de oro y el buen samaritano*