“Y la tierra estaba
desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el
Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.
Génesis 1:2*
Las
palabras ‘DESORDENADA Y VACÍA’ despiertan algo de duda, ¿Podría Dios crear algo
desordenado? Para dar una explicación a tal pregunta surge la Teoría de la
Brecha (también llamada la Teoría de Gap o Teoría del Lapso) la cual declara que en un momento, después del versículo 1
del Génesis, Satanás, expulsado del Cielo, vino a destruir y desordenar la
Creación. Obviamente, esta teoría no tiene ningún tipo de respaldo bíblico y no
pasa de especulación o manipulación en el intento de conciliarla con la
doctrina de la evolución.
Leyendo estos versículos usando la semántica del idioma
hebreo, podemos leer:
“En el principio
Dios creó los cielos y la Tierra, y la tierra vino a ser (existir) desperdiciada
(sin provecho) y vacía, y la oscuridad
(la palabra tinieblas tiene una connotación de actividad y juicio, contrario a
oscuridad, que da un concepto de estático) existía
(vino a ser) en las profundidades”.
¿Por qué
no tenía un orden?
Porque el propósito de Dios era crear vida.
¿Por qué estaba
vacía?
Porque
aún no había creado al hombre.
¿Por qué quiso Dios
crear vida?
Al tratar de dar respuesta no puedo pensar más que
en Romanos 11:34-36: “Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién
fue su consejero?...”
Podemos manipular la respuesta ya
sea de manera optimista o pesimista, lo cierto es que si hay un creador
inteligente, el mismo que ‘se movía sobre la faz de las aguas’, le debemos ese
don. No sugiero tratar de ‘pagarle’ (porque es imposible) sino estarle
agradecidos.
El considerar correctamente
Génesis 1 nos ayuda a refutar la absurda idea que la naturaleza es nuestra
madre (Doctrina Panteísta).
Del mismo modo, al observar la
importancia de la vida como un objetivo para Dios, nos ayuda a descartar el suicidio
como un ‘plan b’.
Referencias:
Isaías 45:18:
“Porque
así dijo Jehová, que creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el
que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro”.
G.K. Chesterton en ‘Ortodoxia’:
“La esencia de todo panteísmo,
evolucionismo y religión cósmica moderna, en realidad se encuentra en esta
proposición: que la Naturaleza es nuestra madre. Pero si miramos la Naturaleza
como madre, desgraciadamente descubrimos que es una suegra. El punto principal
del Cristianismo era éste: la Naturaleza no es nuestra madre; la Naturaleza es
nuestra hermana. Puesto que tenemos un mismo padre, podemos estar orgullosos de
su belleza; pero no tiene autoridad sobre nosotros; tenemos que admirarla, pero
no imitarla”.
“Evidentemente el suicidio
es lo opuesto al martirio. El hombre que mata a un hombre, mata un hombre. El
hombre que se mata, mata todos los hombres. El ladrón se satisface con diamantes;
pero el suicida no: ese es su crimen. El ladrón hace un cumplido a lo que roba,
aunque no al robado. Pero el suicida al no robarlas insulta a todas las cosas
de la tierra. Uno
desea que empiece algo: el otro desea que todo termine. En distintas palabras,
el mártir es noble precisamente porque (a pesar de que renuncia al mundo y rechaza
a la humanidad), proclama este último lazo con la vida; pone su corazón en algo
fuera de sí mismo: muere para que algo viva. Un hombre arrojó su vida. Otro
hombre arrojó la vida”.
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