Job 6:11b
En
el capítulo 6 del mencionado libro, Job reprocha la actitud de sus amigos que
estaban juzgando su situación como consecuencia de iniquidad y no como lo que
realmente era: una prueba.
¿CUÁL ES EL FIN DEL HOMBRE?
En
este periodo de confusión e impaciencia, Job se cuestiona: ¿Cuál es mi fin para que tenga aún paciencia?
En algún momento esta pregunta forma parte de nuestro vocabulario también. ¿Cuál es el motivo, objeto, fin, para
seguir? ¿Por qué ha de tener más valor avanzar que retroceder? ¿Cuál es el
beneficio futuro de soportar y superar las dificultades presentes? ¿Hay alguno?
Cuando
me pregunto cuál es el fin del hombre, no siempre llego a un consenso exclusivo
común, pero tampoco se excluyen. Por ejemplo:
1
Corintios 10:31, Pablo dice:
“Si,
pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
En
el Salmo 73:24-26, Asaf:
“Me
has guiado según tu consejo, y después me
recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos si no a ti? Y fuera de
ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de
mi corazón y mi porción es Dios para siempre”.
Filipenses
3:8, Pablo:
“Ciertamente
estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús,
mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura…”
1 Timoteo 2:4:
“El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad”.
Mateo 11:29, Jesús:
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
El
Catecismo de Westminster, escrito entre 1643 y
1649 por clérigos ingleses y escoceses en Londres, sostiene:
“¿Cuál es el fin principal y más
noble del hombre? El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para
siempre”.
Todos y demás versículos son igual de válidos. La diferencia aplicativa
radica en el tiempo. En orden de prioridad sería:
1. Conocer a Cristo (Salvación).
2. Imitar a Cristo (Santificación).
3. Estar con Cristo (Glorificación).
Job, al final expresa: “De oídas te había oído, mas ahora mis ojos
te ven” (42:5). Aunque el relato de Job se encuentra en otro periodo dispensacional,
puedo concluir que el fin que justificó su paciencia fue el conocimiento del Altísimo.
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