jueves, 25 de diciembre de 2014

¿CUÁL ES MI FIN PARA QUE TENGA AÚN PACIENCIA?

Job 6:11b
En el capítulo 6 del mencionado libro, Job reprocha la actitud de sus amigos que estaban juzgando su situación como consecuencia de iniquidad y no como lo que realmente era: una prueba.

¿CUÁL ES EL FIN DEL HOMBRE?
En este periodo de confusión e impaciencia, Job se cuestiona: ¿Cuál es mi fin para que tenga aún paciencia? En algún momento esta pregunta forma parte de nuestro vocabulario también. ¿Cuál es el motivo, objeto, fin, para seguir? ¿Por qué ha de tener más valor avanzar que retroceder? ¿Cuál es el beneficio futuro de soportar y superar las dificultades presentes? ¿Hay alguno?

Cuando me pregunto cuál es el fin del hombre, no siempre llego a un consenso exclusivo común, pero tampoco se excluyen. Por ejemplo:

1 Corintios 10:31, Pablo dice:
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.

En el Salmo 73:24-26, Asaf:
“Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos si no a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”.

Filipenses 3:8, Pablo:
“Ciertamente estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura…”

1 Timoteo 2:4:
“El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.

Mateo 11:29, Jesús:
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.

El Catecismo de Westminster, escrito entre 1643 y 1649 por clérigos ingleses y escoceses en Londres, sostiene:
“¿Cuál es el fin principal y más noble del hombre? El fin principal y más noble del hombre es el de glorificar a Dios y gozar de él para siempre”.

Todos y demás versículos son igual de válidos. La diferencia aplicativa radica en el tiempo. En orden de prioridad sería:
1.    Conocer a Cristo (Salvación).
2.    Imitar a Cristo (Santificación).
3.    Estar con Cristo (Glorificación).



Job, al final expresa: “De oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven” (42:5). Aunque el relato de Job se encuentra en otro periodo dispensacional, puedo concluir que el fin que justificó su paciencia fue el conocimiento del Altísimo

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