sábado, 27 de diciembre de 2014

HABLARÉ EN LA ANGUSTIA DE MI ESPÍRITU

HABLARÉ EN LA ANGUSTIA DE MI ESPÍRITU
Job 7:11

Mientras avanzamos en la historia de Job, vemos que a medida que su sufrimiento crece, lo hace también su actitud pesimista. Sin lugar a dudas, la inestabilidad de las situaciones hace que nuestro juicio de las mismas varíe.

COMO UN JORNALERO
Job, en sus “buenos tiempos”, enseñaba y fortalecía a muchos (4:3), pero en este capítulo dudo que tenga mucho que decir. Compara a la vida (o a la suya) como el siervo que suspira por la sombra; como el trabajo de un jornalero, que espera el reposo de su trabajo.

DOS OPCIONES
Seguidamente añade que la vida es como un soplo, una nube que se desvanece. Por lo tanto, pareciera sugerir a Dios dos opciones: Que le conceda la muerte para que el sufrimiento mengue o concederle salud en el escaso tiempo que tiene el hombre para gozar la vida.

JUSTIFICACIÓN EXPLÍCITA
Encuentro su justificación explícita en el verso 5 y 11: “Mi carne está vestida de gusanos y de costras de polvo; mi piel hendida y abominablePor tanto, no refrenaré mi boca; hablaré en la angustia de mi espíritu, y  me quejaré con la amargura de mi alma”.

JUSTICIA CON NUESTRA PROPIA LENGUA
Cuando estamos en angustia, nuestro juicio puede ser bastante pesimista y desatinado. Algo que aprendí es: “No te fíes de un creyente ofendido” y eso me incluye. De alguna manera nuestra angustia se contagia en nuestro entorno. Una buena receta, a mi parecer, nos la dio Pablo ‘sin querer queriendo’ en 2 Corintios 2:2: “Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre, sino aquel a quien yo contristé?


El ‘desquitarnos’ de nuestra situación con palabras, puede si bien provocar algo de alivio a la percepción de injusticia, haciendo así “justicia con nuestra propia lengua”, es bien sabido que literalmente no mejora la situación. En el peor de los casos la empeora.


No hay comentarios:

Publicar un comentario