jueves, 18 de diciembre de 2014

¿POR QUÉ NO MORÍ?

¿POR QUÉ NO MORÍ?
“¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por dónde ha de ir?”
Job 3:11,23
ACUSACIÓN A JOB
Satanás acusa a Job ante Dios de hipócrita, aduciendo el temor de Job como consecuencia de los beneficios que Dios le daba. Dios da licencia a Satanás para probar a Job y demostrar así que su fidelidad es genuina; y Dios gana la apuesta. Seguidamente, Satanás, no contento con los resultados, acusa a Dios ante Job. Es increíble la habilidad de este personaje para enemistar a las criaturas del Creador, a los hijos del  Padre.

ACUSACIÓN A DIOS
Aunque en el relato esta acusación no es explícita, algunos comentaristas sostienen que en el transcurso de los siete días de silencio (2:13) Satanás asalta su mente para zarandear su confianza y llenarlo de pensamientos duros en cuanto a Dios[1].

Es claro que el propósito de Satanás es la enemistad con Dios; su arma, la mentira y su objetivo, nuestra mente[2]. Cuando engaña a Eva lo hace como un agente externo (la serpiente), pienso que actualmente también actúa como un agente externo dado que el agente interno viene a ser nuestro ‘yo’. (Para quienes le echan la culpa de todo a Satanás, si su razonamiento fuera coherente, no tendría por qué ser condenada la  infracción no cometida, sino por un tercero).

LO QUE MÁS HIERE
En el transcurso de los siete días de silencio no veo ningún agente externo para considerar el intento de Satanás de asaltar su mente. Esta afirmación sería justificada si retrocedemos al capítulo 2 y la recomendación de su esposa. Pienso, y sin disculparme por ello, que Job, al igual que nosotros, tuvo su momento de duda, vulnerabilidad, queja, desánimo, impaciencia ante la falta de respuesta de Dios. Como diría Spurgeon: “No es la tribulación, sino el que nuestro Padre esconda su faz, lo que nos hiere en lo vivo[3].

EL DESEO DE MORIR
En medio de esta situación, Job empieza a maldecir el día de su nacimiento y su propia vida aunque, en ningún momento maldijo a Dios directamente. Job reconoce que fue la providencia de Dios quien sostuvo su frágil e indefensa llegada a este mundo (3:4) pero ante su evidente gran sufrimiento, desea morir sólo para estar libre del presente mal.

CONCLUSIÓN
Me veo en la obligación de guardar silencio ante un sufrimiento que no entiendo ni entenderé quizá jamás. Pero mi apreciación del presente capítulo es, de haberse cumplido el deseo de muerte de Job, jamás hubiera podido afirmar: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (42:5), no hubiera tenido la posibilidad de volver a regocijarse con los próximos diez hijos que tendría, y con su riqueza duplicada. En pocas palabras, el beneficio del propósito de Dios excede al sufrimiento a muerte que podamos enfrentar. En palabras de Jesús: “Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después(Juan 13:7).



[1] Comentario Matthew Henry, Libro de Job.
[2] ‘La Estrategia de Satanás’, Warren W. Wiersbe.
[3] ‘El Tesoro de David’, Charles Spurgeon.

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